12. Altar

  Estimado visitante. Estamos en la cabecera  del templo, este espacio tiene forma semicircular, se llama ábside  y alberga  al  presbiterio, lugar reservado a los sacerdotes o presbíteros,  elevado por peldaños, respecto de la nave.

Vamos a recorrer su composición e historia.
En el año 1979,  momento de la inauguración, se veía igual que ahora.
En el centro mismo  del presbiterio y por delante se ubica la mesa del altar, que antes era un rectángulo de material de cemento, concreto. Fue reemplazada por la actual, que es de madera maciza y sus patas torneadas. Es uno de los elementos más importantes y significativos de la liturgia cristiana. Es el símbolo de Cristo como piedra angular.
Y  es la mesa del señor donde “se hace presente”. Como representa a Cristo como piedra angular de la iglesia, es besado al inicio y finalización de cada celebración.

Recordemos juntos las características esenciales del altar cristiano:
A) Ser y aparecer como una mesa.
B) Estar separada de la pared para que se pueda estar cara al pueblo.
C) Constituir el centro de la atención de toda la asamblea.
D) Ser único, dedicado sólo a Dios.
E) Sin imágenes ni reliquias sobre su superficie.

Antiguamente los manteles del altar eran tres paños de lino que lo cubrían. El de encima llegaba hasta el suelo por ambos lados. Simbólicamente representaban el sudario en que fue envuelto el cuerpo del señor. Actualmente, el misal romano señala que “sobre el altar ha de ponerse por lo menos un mantel por reverencia a la celebración del memorial del señor y banquete en que se distribuye el cuerpo y la sangre de Cristo” (ogmr 268). El desmantelamiento del altar, es un signo conmemorativo del despojo de las vestiduras de Jesús en el calvario. Se hace el Jueves Santo después de la misa.

Sobre el altar no debe haber nada, excepto las velas y el crucifijo (si hubiese) por debajo del altar (hecho en el momento mismo que se construye) se colocan reliquias de santos como expresión de la “comunión de los santos”.
A su izquierda, vemos la mesa pequeña que se llama credencia. Y está junto al altar para colocar las vinagreras, la campanilla, el lavabo y los otros objetos litúrgicos que no deben dejarse sobre el altar

Si miramos por detrás de la mesa del altar vemos en el centro la gruta que contiene el sagrario o tabernáculo  donde se guarda el santísimo sacramento.  Sus rocas fueron traídas de la ciudad de Piedra del Águila. Desde los primeros siglos nació la costumbre de reservar las formas sacramentales. Primero se guardaban en las casas y luego en los templos para que estén siempre dispuestas para los enfermos. Es una pequeña caja y sabemos por nuestra fe, que es Dios mismo sacramentado, quien habita en este lugar. Es, por lo tanto, el lugar más importante de toda la iglesia.  Es allí donde encontramos al amigo, al confidente, al que dijo: “vengan a mí los que se sienten cargados y agobiados porque yo los aliviaré” (mateo 11, 28). La lámpara del sagrario se encuentra a su lado y debe estar siempre encendida ante este, a toda hora y es la señal de que el santísimo sacramento está presente en el sagrario. La luz simboliza a   Cristo como  la luz del mundo. Él nos ilumina el camino hacia el Padre. Y nos aleja de las tinieblas.  Antiguamente se usaba aceite de oliva o cera de abeja en la lámpara.  Hoy muchas son eléctricas y ante el evento de un  largo corte de suministro eléctrico hay que colocar una vela.

Por encima del tabernáculo, vemos al Cristo Crucificado. El crucifijo original que estuvo entronizado  en la antigua capilla de madera, se encuentra actualmente en la capilla Nuestra Señora del Carmen, del Barrio El Arenal. Era de pequeñas dimensiones para  el nuevo templo y por esa razón  el Padre Brugna le encargó al artista pascuense  Pakarati  un crucifijo de mayor tamaño, tallado en madera ,que luego de un tiempo fue trasladado y entronizado en el   paso  fronterizo Hua-Hum.

 El Padre Brugna, de origen italiano encargó y mandó traer de su país, una serie de ornamentos y elementos religiosos  como la réplica de la Sábana Santa de Turín , el cuadro de la familia salesiana,  de los cuales irás  encontrando más información  a lo largo de la visita. El   Cristo que podés ver  delante tuyo, es  otra de las obras que llegaron de las viejas tierras, previamente se le realizó un exhaustivo trabajo de acondicionamiento para que calzara sobre la cruz. Esta labor  se hizo sobre  el  piso de la galería que se encuentra a la izquierda del templo.

Si continuás mirando hacia la derecha  podés  observar  la sede que es el lugar donde el sacerdote se sienta para presidir la celebración. La sede es un lugar simbólico. Es  desde allí donde el mismo Jesucristo preside la asamblea en la persona del ministro.

Cristo se hace presente como rey y como profeta de su iglesia. Es un lugar estable  y  distinto al que usan los que concelebran u otros Ministros. Si continuamos mirando hacia la izquierda encontramos  la imagen de la Virgen en su advocación de María  Auxiliadora –Patrona de Neuquén y de la Patagonia-  y a la  izquierda de la gruta la imagen de San José –Patrono  de la ciudad.

Continuando el recorrido hacia la izquierda, llegamos al ambón que es la mesa donde se proclama la palabra de Dios para captar con facilidad la atención de los fieles; la liturgia de la palabra hunde sus raíces en la liturgia sinagogal del pueblo judío.

Es un sitio adecuado para la proclamación de la escritura, y mencionamos tres características que tiene:
1. Que la palabra de Dios se proclame desde un lugar (de manera permanente en un lugar)
2. Que se trate de un lugar adecuado a la dignidad de la palabra;
3. Que tenga una buena acústica y sea visualmente destacado.

La presencia simultánea del altar y del ambón recordará constantemente a la comunidad las dos mesas en que se apoya la liturgia cristiana: la palabra y el sacramento. El otro ambón, el que está a la derecha del celebrante, es para el animador de la misa.

Si querés profundizar un poco más  sobre  el altar y  el ambón, quedate escuchando, sino podés avanzar a la audio guía siguiente.

ALTAR: en el antiguo testamento, el altar era un monumento o piedra sobre los cuales se ofrecían sacrificios. La primera mención de un altar se encuentra en Gén. 8, 20 y fue cuando Noé después del diluvio edificó un altar y ofreció holocaustos. Abrahán también edificó un altar cuando iba a sacrificar a su hijo Isaac (Gén 22, 9). Los patriarcas erigieron altares en los lugares en donde Dios se les manifestó, para conmemorar los favores recibidos (Gén 12, 7-8; 13, 18; 26, 25; 33, 20; 35, 1-7). Las escrituras no dicen nada del material o de la forma de dichos altares.
En el Nuevo Testamento, el primer altar cristiano fue la mesa en la cual nuestro señor, en la ultima cena, instituyó la misa. En la basílica de Letrán se conservan reliquias que se cree son partes de esas mesa-altar.
Antiguamente, las misas se hacían de espaldas al pueblo. Una instrucción emitida por el Concilio Vaticano II, el 26 de septiembre de 1964, fijó varios cambios en el altar, principalmente el de su libre colocación, de manera de que el sacerdote pudiera presidir la misa de frente a la comunidad.

EL AMBÓN: es una herencia recibida de Israel. En el Antiguo Testamento podemos leer la narración de una primera celebración de la palabra en la que el ambón aparece ya como algo muy destacado: “Esdras, el escriba, estaba de pie en una tarima de madera que habían construido… y abrió el libro, a la vista de todo el pueblo, pues se hallaba en un punto elevado” (Nehemías 8, 4-5). A través de este relato podemos notar cómo el pueblo israelita proclamaba  la palabra. El libro de la escritura aparece en un lugar elevado y visible.          

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PLANO IGLESIA SAN JOSÉ

PLANO IGLESIA SAN JOSÉ
Autora: Chiara Mastrosimone, basado en el plano de la Parroquia San José de la Autora Lic. Alejandra Muriel Lema.