Te invitamos a
continuar fuera del edificio donde
se puede observar, de abajo hacia
arriba, la fachada de la iglesia.
Sobre la piedra caliza
que reviste los zócalos externos se cuenta que el padre Brugna hacía escapadas
con un vecino feligrés hasta Chile para levantarlas del costado de la ruta.
Las puertas de ingreso,
hechas en madera, están fabricadas por los mismos carpinteros chilenos que
construyeron los bancos del templo. Sus historias están detalladas en el
audioguía de los antecedentes edilicios de la parroquia, que encontrarás dentro
del edificio.
El cartel nominativo fue confeccionado por el carpintero Paco Rebolledo en el año 2014 encargado por el párroco Fernando Barrufet. Sobre el cartel, hay una representación de la Sagrada Familia, en el costado inferior derecho se encuentra representando el diseño del templo parroquial.
Para poder observar el campanario, te recomendamos cruzar a la vereda de enfrente, para tener una mejor perspectiva. En la torre se encuentran 4 campanas. Son de bronce y fueron donadas por el dueño de la estancia San Jorge, ubicada en Villa Lago Meliquina a 45 km camino a Paso Córdoba.
Un dato curioso es que estas campanas son las más grandes que hay en la provincia del Neuquén.
Para colocarlas, fue necesario remodelar la torre original que tenía un capuchón vidriado de colores, variación del Arquitecto Lapadula, sobre el diseño original del Arquitecto Manfrini que preveía un techo de tejuelas de alerce.
Si querés saber de dónde provienen te invitamos a retroceder en el tiempo.
La historia cuenta que el príncipe Georg Waldburg Zeil, dueño de la estancia mencionada, envió el dinero al obispado de Rottemburg en Stuttgart (Alemania) para fabricarlas. Ya confeccionadas fueron enviadas a la Argentina, por medio de la diócesis de Neuquén y finalmente a nuestra parroquia. Viajaron en barco desde Alemania, junto a un sistema electrónico para hacerlas funcionar. Los gastos extras fueron solventados por la generosa comunidad que colaboró con pintura y mano de obra para la nueva remodelación.
Las campanas se montaron a unos 45 metros de altura y para esto se contrató una grúa especial que vino desde Neuquén junto al personal capacitado.
Se inauguraron el 8 de diciembre de 2002 y hubo gran concurrencia del pueblo, entre ellos el intendente Sr. Sergio Schroh, el cura párroco José María Lynch, el príncipe Georg Waldburg Zeil y el Obispo de Neuquén, Marcelo Melani.
El Obispo bendijo las cuatro campanas y después de una misa matutina, doscientas personas en procesión fueron hacia el predio lindero, donde las cuatro campanas estaban colgadas de un aparejo metálico. La fanfarria del regimiento de caballería de montaña n° 4 “el hinojal” ejecutó la música del acto.
¿Sabías qué?
¡Cada campana fue bautizada y tiene su nombre!
Las más grandes se llaman Virgen María y San José y las más pequeñas San Jorge (en referencia al nombre de la estancia del donante) y Laura Vicuña, por la beata de la ciudad vecina de Junín de los Andes.
Cada una de las piezas de bronce tiene diseños en altorrelieve e inscripciones en Latín. La campana nombrada Virgen María, pesa 1 tonelada y la más pequeña que es Laura Vicuña, 380 kg.
El peso total de las campanas es de más de 2 toneladas y media. Esto dificulta el tañir de las 4 al mismo tiempo ya que produce tal vacilación de la torre, que pondría en riesgo el edificio.
Hasta el año 2019, el padre Fernando Barrufet tañía la campana más pequeña golpeando el badajo, que es la barra de hierro que sirve para hacerlas sonar.
Cada campana emite una nota musical diferente. La Virgen María un FA’, San José un ‘LA’ bemol, San Jorge un ‘SI’ y Laura Vicuña un ‘RE bemol’.
Antes de la llegada de las campanas, una grabación era la usada en la parroquia por los primeros sacerdotes para emular el sonido de las mismas y así llamar a los fieles. Era un disco de vinilo y grandes bocinas con que amplificaban el llamado.
Pasemos al templo y
encontrarás un plano indicativo para
visualizar el recorrido.
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