El confesionario o también llamado reconciliatorio es lo que vemos frente a nosotros. Son aproximadamente 6 m2 que se reservaron exclusivamente para vivir el sacramento de la reconciliación que nos concede el perdón y la sanación espiritual que necesitamos.
Este espacio fue construido durante
la pandemia de Covid 19, mientras el templo estaba cerrado. Era un tema de esos
que están siempre presentes pero en la
lista de “a resolver” y fue con la llegada del Padre Gabriel Mora Rebolledo, en
el año 2019 que dijo, “hagámoslo”.
Esta obra, como la mayoría de las
de este templo, se ejecutó con fondos donados.
Había varias razones por las que
se deseaba hacer un cambio sobre los tradicionales confesionarios de madera.
La primera era mejorar la
accesibilidad: evitar escalones y el tener que arrodillarse. La segunda estaba ligada más a salir del
concepto del confesionario y acceder más a la versión del reconciliatorio. Donde
recibir el sacramento de la reconciliación se acerque más a sentirnos y
sabernos abrazados por la misericordia de Dios padre.
No estaba claro dónde poder ubicar
este sitio, pero valiéndose de los planos del templo fue sencillo detectar su
ubicación. Era un espacio de depósito
desordenado, oscuro y con cosas viejas, que dio paso a un espacio de luz,
transformación, de claridad. El acceso era por una puerta del pasillo lateral,
solo se abrió la mampostería hacia el templo. Se hizo un volteo fácil hasta
limpiar el vano original del templo. Se colocó esta puerta vidriada con un gran
marco de madera, se armó un cielorraso de madera y se mejoraron los revoques. Hubo
que picar 10 cm del piso para acomodarlo al mismo nivel. Se colocaron las luces
y por último se recibió la donación de la obra del pintor Darío Mastrosimone,
para que transmitiera el concepto de reconciliación.
Así se logró que el
reconciliatorio sea privado pero no oculto. Abierto hacia el templo quedando a la vista y
es confortable sin necesidad de gran tamaño.
Ya está dada la disposición para
que nuestro pecado se encuentre con el abrazo amoroso, del
“cordia”: el corazón de Dios.
¿Te diste cuenta del milagro de
fe que se produce aquí?
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